miércoles, 24 de septiembre de 2014

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Soñar contigo es vida en sueño, una cálida bienvenida al alma que se transporta hasta una dimensión desconocida para poder llegar a ti. 

Largo y tendido mi alma te ha buscado en los recónditos paisajes de la tierra y cuando por fin te encontró, te idealizó hasta adorarte como un verdadero dios. Calmado, justo y atemperal como los grandes reyes y reinas de la antigüedad, cuando mi ser incorpóreo puede alcanzar tu amado rostro no hay mayor regocijo en la experiencia. Me tiendes una mano junto a la sonrisa de un ser dulce, como si aquel gesto me devolviese a la más tierna inocencia mágica donde el tiempo pasaba sin llegar a pasar y todas las cosas hermosas y dulces tenían cabida en el mundo. 

Esta misma noche mi alma se ha encontrado con la tuya en una unión que llevaba tiempo esperando. Flotábamos en un paisaje lleno de flores doradas, púrpuras y azules: las flores de los dioses. Temía que llegases a vislumbrar la pena y duda arraigada en mi corazón, pero a ti no te importó y quisiste ver mi alma tal y como era. Entonces mis miedos flagelantes, tenaces, silentes... todos desaparecieron con unas solas palabras tuyas para siempre.

En este jardín de belleza insondable, danzamos y hablamos de muchas cosas que nos parecían hermosas y dignas de preservación, temas que nunca antes habían sido tratados, dulces secretos y prohibiciones de mundos antiguos y pensamientos ya muertos. Resucitamos la lógica, la retórica y la comedia. Me hiciste saber que en el mundo existían cosas que yo había ignorado hasta entonces, que los milagros podían hacerse realidad. 

Por fin, en un momento fugaz, mi alma pudo sentirse tan dichosa y recompensada de los mayores placeres que tú me brindabas que me olvidé de cuan dura la realidad era. En un momento álgido en el que nuestras manos se entrecruzaron, toda la realidad de la dimensión colorida fue desvaneciéndose a una velocidad vertiginosa. Un espiral negro que precedía al sinsentido de la existencia. 

Y ahí es cuando me desperté, aún con la vibrante sensación de mi Ser completamente satisfecho y pletórico. Era una sentimiento melancólico y agradable que sólo tú pudiste proporcionar en esos instantes de mi vida. Ahora me hallo aquí, pensando en si realmente lo que sentí fue un sueño o algo real, en si las almas realmente pueden encontrarse en los sueños y en mi delirante esperanza saber que realmente hubo algo más.

Gracias.



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